..
Jeperjeperura Ay, Ay, o Ay II, es el penúltimo faraón de la XVIII dinastía egipcia. Gobernó de c. 1327/5 a 1323/1 a. C. Su nombre de coronación fue Jeperjeperura Irimaat Itefnecher Ay, "Eternas son las manifestaciones de Ra, el que hace Justicia". Eusebio de Cesarea lo denominó Kerres.
Ay no tenía sangre real, pero si numerosos lazos con la familia descendiente del fundador de la dinastía, el gran Ahmose. Posiblemente fue hijo de Yuya y Tuya, un matrimonio muy poderoso durante el reinado de Amenhotep III, y por tanto, hermano de la reina Tiy y cuñado del faraón. Su perseverancia era grande, y parece ser que creció su poder a la sombra de su hermana, la reina, durante el largo reinado de Amenhotep III.
Al ascender al trono Amenhotep IV (el futuro Ajenatón), Tiy y Ay pactaron un matrimonio sin igual: en vez de casar al joven rey con alguna de sus muchas hermanas, se escogió como gran esposa real a la hermosa Nefertiti, quien posiblemente fuese la hija mayor de Ay con una mujer de nombre desconocido. Esa sería la causa de que desde entonces Ay fue conocido con el título de "padre divino", según esta teoría.
Durante el turbulento reinado de Ajenatón y Nefertiti, Ay no se separó de la pareja real y también se trasladó a la nueva capital, Ajetatón. Su poder y su influencia aumentaban día a día, pero entonces le surgió un claro competidor: el general Horemheb.
Al morir Ajenatón y desaparecer del mapa el oscuro corregente Semenejkara (¿Nefertiti?), Ay sin duda fue uno de los que sentó en el trono al niño Tutanjamón, al que se casó con la última hija sobreviviente de Nefertiti, Anjesenamón. La pareja real eran un par de niños sin muchas capacidades aún para demostrar su valía, cosa que aprovecharon Ay y Horemheb convirtiéndose en los hombres en la sombra, los auténticos gobernantes del país.
Tutanjamón murió pronto y sin descendencia que pudiera continuar un linaje de ya tres siglos de edad. Era el momento de Ay, por el que había estado esperando treinta años. En virtud de ser el familiar más directo a la familia real, y también el visir de Egipto, se desposó con su propia nieta, la viuda Anjesenamón, cuando aún no se había cerrado la tumba de Tutanjamón. Desde luego, Ay tenía muchas ganas de sentarse en el trono, y su edad ya era demasiado avanzada como para esperar ni un segundo más.
De Anjesenamón nada más se volvió a saber, sustituyéndola en el cargo de gran esposa real la dama Tey, que fue nodriza de Nefertiti y llevaría casada con el ahora faraón varias decenas. Esta pareja de ancianos estuvo en el trono tan solo cuatro años, hasta la muerte del rey. Fueron cuatro años muy similares a los diez de Tutanjamón (a fin de cuentas aquellos diez años el rey había estado controlado por el propio Ay), tras los cuales el general Horemheb pudo proclamarse faraón.
El nuevo rey se casó con la hija de Ay y Tey, Mutnedymet, la hermana de Nefertiti, para legitimar su ascenso y cortar el camino a la candidatura de Najtmin, el hijo de Ay. Al subir al trono gobernó con mano de hierro, y ordenó borrar de la lista real todos los reinados anteriores que eran directamente causantes de la crisis de Amarna, a saber: Ajenatón, Semenejkara, Tutanjamón y Ay.
Ay fue enterrado en el Valle de los Monos, el gran ramal occidental del Valle de los Reyes, cerca de la tumba de su cuñado Amenhotep III. La tumba, conocida como WV23, es de dimensiones modestas en comparación con otras tumbas reales, y se cree que Ay la usurpó a Tutanjamón. Su momia es una de las pocas de los faraones del Imperio Nuevo que aún no se ha hallado.
Fuente: Wikipedia